No hay duda que la tecnología está cambiando el mundo, y que las personas con discapacidad comunicativa pueden beneficiarse enormemente de estos avances. Tenemos ejemplos como “algoritmos que leen textos y reconocen imágenes, dispositivos que transcriben conversaciones a personas con problemas de audición, casas domóticas que permiten controlar luces, persianas o termostatos a distancia, robots asistenciales e innumerables soluciones más que ya facilitan la independencia de muchas personas”
Sin embargo, todas estas soluciones tecnológicas no son ampliamente utilizadas en el ámbito asistencial debido a:
- Desconocimiento de la existencia de las mismas. Falta de digitalización de los perfiles profesionales asociados a la atención sociosanitaria.
- Discriminación por estereotipos de la propia tecnología. Tal como indica el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), en el artículo ‘Inteligencia Artificial y Personas con Discapacidad desde una visión exigente de derechos humanos’ existen riesgos en el uso de la Inteligencia Artificial en colectivos tan expuestos como es el de las personas con discapacidad. El más relevante se basa en la creación de modelos de normalización que excluyen, al no tener en cuenta las necesidades y características de las personas con diversidad comunicativa (asistentes virtuales, servicios de reconocimiento de voz…)
Definición del proyecto LARA
El estado actual de la Inteligencia Artificial facilita el desarrollo de nuevas aplicaciones y servicios que antes eran técnicamente imposibles. Gracias al desarrollo del aprendizaje automático (Machine Learning) y las redes neuronales, es factible realizar actividades con el alumnado para desarrollar:
- Sistemas de comunicación gestual. Permiten reconocer elementos en imágenes (por ejemplo, si nos centramos en la cara de una persona, detectar si guiña un ojo o inclina la cabeza)
- Asistentes virtuales por voz. Realizan la conversión de lenguaje hablado en texto, y en consecuencia permitir asociar acciones a ciertos sonidos que reconozca una aplicación.
Atendiendo a lo expuesto, nuestro proyecto tiene como finalidad mejorar la autonomía comunicativa de las personas con trastornos del habla o del lenguaje a través soluciones tecnológicas.
Este proyecto no podemos abordarlo desde una visión reduccionista, atendiendo solo a las características tecnológicas de un producto, ya que como indica Joan Pahisa en un artículo publicado en cermi semanal “si los programadores apenas conocen la realidad de las personas con discapacidad, la Inteligencia Artificial resultante adolecerá de esa capacidad de aprendizaje, de manera que terminará excluyéndolos”.
Debemos por tanto tener una visión más holística y enfocar este reto desde una perspectiva ética, asistencial y tecnológica. En este sentido participan en este proyecto de innovación aplicada centros formativos, organizaciones y empresas con los que entendemos que podemos generar sinergia y pueden aportar un valor añadido a la consecución de los objetivos.
Este proyecto está alineado con el Plan estratégico de Formación Profesional por parte del Ministerio de Educación y Formación profesional, el cual va ligado con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda 2030 de la Unión Europea y pretende desarrollar un proyecto moderno de país,
